Es conocido que una tensión arterial alta supone un factor de riesgo importante para muchas enfermedades, especialmente las enfermedades cardiovasculares.

Reducir la prevalencia en un 25% para el año 2025 es un objetivo de la OMS. Para ello se proponen 5 líneas de acción: reducir el tabaquismo, aumentar la actividad física, disminuir el consumo de sal, disminuir el consumo de grasas trans e implicar a los profesionales sanitarios más cercanos al ciudadano en la consecución de este objetivo.

Para la prevención de enfermedades cardiovasculares, además de cuidar la alimentación y adquirir hábitos saludables es importante conseguir un sistema inmune equilibrado ya que actualmente crece la evidencia sobre su papel en el mantenimiento de una tensión arterial normal.

Factores inmunológicos que aumentan la hipertensión

¿Qué es la hipertensión? La hipertensión es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares que se caracteriza por presentar un estado inflamatorio de manera continuada. Los componentes inmunológicos que colaboran en ello son:

  1. Citoquinas proinflamatorias. El aumento de mediadores de la inflamación, como las citoquinas, influyen sobre la disfunción de la pared de los vasos sanguíneos, provocando un aumento de la presión arterial. Por ejemplo, el interferón IFN, la interleuquina 6 (IL-6), o el factor de necrosis tumoral alfa (TNFa). La interleuquina 17 (IL 17), que aumenta por un aumento de sodio en la dieta, estimula el sistema nervioso central y aumenta la presión arterial.
  2. Varios tipos de linfocitos pueden aumentar el daño de los vasos sanguíneos. Los linfocitos T citotóxicos (TCD8+) aumentan la resistencia tisular dificultando el flujo sanguíneo, los linfocitos T CD4+ producen una disfunción endotelial mediante la secreción de citoquinas. Los linfocitos B también pueden aumentar la resistencia vascular mediante el depósito de anticuerpos como la IgG en la pared arterial.
  3. Macrófagos. Estas células clave en la inmunidad innata tienen mucha plasticidad. En personas hipertensas se activan hacia un fenotipo proinflamatorio por acción del endotelio vascular sometido a mayor estiramiento.

Factores inmunológicos que disminuyen la hipertensión

¿Cómo bajar la hipertensión? Existen factores protectores de naturaleza inmunológica que nos ayudan a ello, como son:

  1. Citoquinas antiinflamatorias. La interleuquina 10 es la principal citoquina antiinflamatoria que realiza su acción inhibiendo los macrófagos. Existe controversia sobre su verdadero papel en los estados de hipertensión aunque parece tener una cierta acción hipotensora.
  2. Linfocitos T reguladores. Juegan un papel de finalización del estado proinflamatorio por su acción inmunomoduladora y antiinflamatoria. En estudios clínicos ha demostrado poseer una acción reparadora del endotelio vascular.
  3. Monocitos/macrófagos M2. Una dieta pobre en sal favorece una diferenciación de los macrófagos hacia un fenotipo M2 o inmunomodulador con acción reparadora y supresora de linfocitos inflamatorios efectores.
  4. Disminución del estrés oxidativo. La actividad y el ejercicio físico favorecen la salud mitocondrial con eliminación de radicales libres, que oxidan nuestras propias moléculas, editándolas y siendo estas nuevas versiones reconocidas por el cuerpo como extrañas, induciendo inflamación y contribuyendo a la disfunción endotelial.

Conclusión

Los desequilibrios entre las respuestas efectoras proinflamatorias y las respuestas antiinflamatorias determinan en gran medida la gravedad de la inflamación y por tanto el riesgo hacia una situación de hipertensión. Por tanto, una situación de equilibrio inmunológico es necesaria para balancear la tensión arterial sometida a numerosos factores estresantes y evitar la evolución hacia enfermedades cardiovasculares.

La microinmunoterapia nos puede ayudar a llegar a dicho equilibrio inmunológico. La clave no está en tratar a corto plazo los síntomas de una tensión arterial alta o baja, sino en regular la respuesta inmune para que tenga un correcto funcionamiento y sea capaz de protegernos frente a este tipo de patologías.

En conclusión, lo que buscamos es una salud duradera. Que nuestro cuerpo tenga la capacidad de sanar, curar y cuidar y que, no solo estemos sanos durante más tiempo, sino que cuando caigamos enfermos nos sea más fácil recuperarnos.

Bibliografía

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