Las mitocondrias son orgánulos con funciones esenciales dentro de la célula. Producen la mayor parte de la energía necesaria para llevar a cabo multitud de funciones celulares, desde la proliferación celular, la muerte celular o apoptosis, la síntesis de macromoléculas; en definitiva las mitocondrias participan en gran cantidad de procesos metabólicos1.

Mitocondria y respuesta inmune antiviral

Pero la mitocondria no solo es energía, también es defensa. Cuando las mitocondrias envejecen o están agotadas, el sistema inmune se resiente. Y es que las mitocondrias también participan en la activación de diversos mecanismos antivirales. No solamente por la falta de producción de energía, sino que también se ha evidenciado, por ejemplo, una afectación a nivel de la respuesta inmune antiviral ligada a eventos mitocondriales como: 

  • Una menor producción de interferón 1 importante en la defensa frente a las infecciones.
  • Una disminución de la respuesta adaptativa específica, pues se ha relacionado el deterioro de las mitocondrias con un funcionamiento deficiente de la inmunidad en el envejecimiento (inmunosenescencia).
  • Una activación del inflamasoma y liberación de citoquinas inflamatorias responsables de un estado inflamatorio crónico2.

Los virus, por su parte, tienen preferencia por las células con baja capacidad mitocondrial, lo que sugiere que una enfermedad mitocondrial será un factor de riesgo para sufrir una infección. Los virus son capaces de manipular la dinámica mitocondrial en su propio beneficio, para asegurar su supervivencia, propagación y poder evadirse de la inmunidad del huésped. Lo hacen, ente otros, aumentando la producción de radicales libres y agotando la capacidad antioxidante mitocondrial que conlleva un estrés oxidativo que impide la funcionalidad celular3.

Recuperar las mitocondrias

El mantenimiento de la actividad mitocondrial en las células de defensa es la base de la juventud y funcionalidad del sistema inmune. Cuidar varios aspectos puede ayudar a conseguirlo: 

  • Dieta. Aportar alimentos antioxidantes como vitamina E, C, D, carotenoides, alimentos ricos en polifenoles, etc., puede ayudar a proteger al organismo del efecto oxidativo de los radicales libres4. La restricción calórica ha demostrado en estudios en animales que retrasa en envejecimiento de las células T y mejora la actividad de las células CD4 y CD8.
  • Ejercicio físico. El ejercicio aeróbico genera un aumento en el contenido de mitocondrias por gramo de tejido. Practicar ejercicio moderado de manera sistemática permite desprenderse de mitocondrias dañadas y desarrollar nuevas unidades más eficaces, proceso conocido como biogénesis mitocondrial. Además el ejercicio aumenta la síntesis de coenzima Q10 que es un importante antioxidante5.
  • Terapias de apoyo. La microinmunoterapia puede ser de interés cuando la función celular está disminuida por un agotamiento mitocondrial. Tiene como objetivo ofrecer una modulación de la inflamación y del estrés oxidativo para prevenir el desgaste y agotamiento inmunitario.

Bibliografía

  1. Chan DC. Mitochondrial Dynamics and Its Involvement in Disease. Annu Rev Pathol. 2020 Jan 24;15:235-259. doi: 10.1146/annurev-pathmechdis-012419-032711. Epub 2019 Oct 4.
  2. West AP. Mitochondrial dysfunction as a trigger of innate immune responses and inflammation. Toxicology. 2017 Nov 1;391:54-63. doi: 10.1016/j.tox.2017.07.016. Epub 2017 Jul 29.
  3. Avello M. Radicales libres, antioxidantes naturales y mecanismos de protección. Atenea. 2006; 494: 161-172. Doi: 104067 /0718-04622006000200010.
  4. De las Heras, N. et al. Implications of Oxidative Stress and Potential Role of Mitochondrial Dysfunction in COVID-19: Therapeutic Effects of Vitamin D. Antioxidants. 2020. 9, 897; doi:10.3390/antiox9090897.
  5. Moreno Fernández-Ayala DJ, Navas P, López-Lluch G. Age-related mitochondrial dysfunction as a key factor in COVID-19 disease. Exp Gerontol. 2020 Dec;142:111147. doi: 10.1016/j.exger.2020.111147. Epub 2020 Nov 7.

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