Al igual que los órganos en un organismo, dentro de nuestras células existen distintas estructuras llamadas orgánulos, que cumplen con diferentes funciones y trabajan de forma coordinada para mantener la célula viva. Uno de estos es la mitocondria, considerada la central energética de la célula, responsable de la generación de energía a través de nutrientes. Entender mejor la regulación mitocondrial va ganando protagonismo en los últimos años, pues parece estar implicada en los procesos que conducen al envejecimiento, de tal forma que cuando su función disminuye, se pierde la capacidad respiratoria de la célula, se aumenta la generación de radicales libres y se inicia un fenotipo senescente o de envejecimiento1.

¿Qué relación hay entre enfermedades del envejecimiento y la mitocondria?

Los tejidos más afectados por la disfunción mitocondrial son los que tienen una mayor demanda de energía y por lo tanto mayor contenido mitocondrial. El sistema nervioso, las células inmunitarias, el tejido muscular y de forma general todas las células por su necesidad de autoregulación y generación de su propia energía, son sensibles a esta disfunción y pueden estar afectados en las enfermedades crónicas típicas de la vejez.

Disfunción mitocondrial en enfermedades neurodegenerativas

En el desarrollo de la enfermedad de Alzhéimer y otras neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson o la esclerosis múltiple, se ha evidenciado la disfunción mitocondrial neuronal como un hecho temprano. En las células nerviosas enfermas se observa un metabolismo reducido, un desequilibrio en los niveles de calcio, aumento de radicales libres que favorece una situación de inflamación silenciosa y la muerte celular2.

Disfunción mitocondrial en enfermedades infecciosas

Las mitocondrias están involucradas en la diferenciación y activación de las células inmunitarias. Estas, tras activarse, necesitan una gran cantidad de energía para cumplir con su función que depende principalmente de la producida por sus mitocondrias. Además, las mitocondrias también inducen respuestas inmunitarias durante una infección con la formación de sustancias como la cardiolipina y otras que generan un entorno de defensa contra el patógeno. La mayor susceptibilidad a infecciones que se observa en los ancianos está relacionada con la disminución en la función mitocondrial que empeora la salud inmunitaria y la capacidad de hacer frente a las infecciones3.

Disfunción mitocondrial en cáncer

Las mitocondrias juegan un papel clave en la iniciación, evolución, metástasis y recurrencia de los tumores. El estado energético celular y los metabolitos generados en las reacciones mitocondriales pueden alterar el ADN y producir alteraciones en la expresión de los genes que conducen a enfermedades como el cáncer4.

Disfunción mitocondrial en diabetes

Las personas ancianas en general suelen disminuir su actividad física lo cual favorece la acumulación de grasa en las células que unida a una función mitocondrial reducida principalmente en tejidos como el músculo esquelético, el tejido adiposo y el hígado genera una resistencia a la insulina de manera generalizada. Si los mismos defectos mitocondriales se producen en las células del páncreas, la resistencia a la insulina evolucionará a diabetes5.

 ¿De qué depende una buena funcionalidad mitocondrial y qué debemos tener en cuenta?

Para conseguir que las mitocondrias funcionen de manera correcta y así proteger a la célula contra los efectos de la oxidación son principalmente dos los recursos que deben cuidarse. Los siguientes enfoques pueden aliviar la fatiga, el dolor, los síntomas gastrointestinales y favorecer un envejecimiento más saludable.

  • La dieta puede influir en un doble sentido; por una parte, es la mayor fuente de sustancias antioxidantes y microelementos necesarios para hacer frente a los radicales libres y, por otra parte, una dieta baja en calorías reduce la producción de estrés oxidativo y con ello la formación de radicales libres responsables del daño de las proteínas y el DNA6. Tener una alimentación saludable debe ser un hábito que se adquiera desde la infancia para evitar costumbres perjudiciales difíciles de cambiar a cierta edad.
  • El ejercicio constante, principalmente aeróbico, aumenta rápidamente la biogénesis de enzimas mitocondriales clave, al igual que favorece la mitofagia o eliminación de las mitocondrias defectuosas7. Los ancianos que permanecen activos pueden mantener su capacidad mitocondrial y mejorar la capacidad respiratoria de la célula.
  • La revisión periódica del estado de salud con el doctor puede animar en el mantenimiento de hábitos saludables, así como la incorporación de tratamientos específicos. La microinmunoterapia puede apoyar la regulación mitocondrial desde un ángulo inmunitario. Su objetivo es mejorar varios de los factores asociados a estos desequilibrios, como pueden ser la inflamación excesiva o la activación inmune descontrolada, para disminuir el agotamiento funcional celular propio del envejecimiento.

Bibliografía

  1. Miwa S, Kashyap S, Chini E, von Zglinicki T. Mitochondrial dysfunction in cell senescence and aging. J Clin Invest. 2022 Jul 1;132(13):e158447. doi: 10.1172/JCI158447.
  2. Shoshan-Barmatz V, Nahon-Crystal E, Shteinfer-Kuzmine A, Gupta R. VDAC1, mitochondrial dysfunction, and Alzheimer’s disease. Pharmacol Res. 2018 May;131:87-101. doi: 10.1016/j.phrs.2018.03.010.
  3. Faas MM, de Vos P. Mitochondrial function in immune cells in health and disease. Biochim Biophys Acta Mol Basis Dis. 2020 Oct 1;1866(10):165845. doi: 10.1016/j.bbadis.2020.165845.
  4. Liu Y, Chen C, Wang X, Sun Y, Zhang J, Chen J, Shi Y. An Epigenetic Role of Mitochondria in Cancer. Cells. 2022 Aug 13;11(16):2518. doi: 10.3390/cells11162518.
  5. Sangwung P, Petersen KF, Shulman GI, Knowles JW. Mitochondrial Dysfunction, Insulin Resistance, and Potential Genetic Implications. Endocrinology. 2020 Apr 1;161(4):bqaa017. doi: 10.1210/endocr/bqaa017.
  6. Lee C.K., Weindruch R., Prolla T.A. Gene-expression profile of the aging brain in mice. Nature Genetics, 25; 294-297 (2000).
  7. Memme JM, Erlich AT, Phukan G, Hood DA. Exercise and mitochondrial health. J Physiol. 2021 Feb;599(3):803-817. doi: 10.1113/JP278853.

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