Pasar de cero a cien. Eso es lo que hace el sistema inmune fetal que apenas empieza a ser entrenado por los antígenos maternos antes del parto pero que, después del parto, se ve directamente expuesto a miles de antígenos ambientales a la vez. Comienza entonces en el recién nacido su aprendizaje para distinguir de qué debe defenderse y qué debe tolerar, como por ejemplo su microbiota. Como consecuencia, los niños suelen ser más susceptibles a las infecciones. A medida que el sistema inmune infantil va madurando, va ganando competencias para proteger mejor al organismo.

¿Por qué el sistema inmune nace inmaduro?

El sistema inmune está silenciado al nacer. Esto parece necesario para evitar que el feto responda contra los antígenos no compartidos de la madre y, una vez el bebé ha nacido, para evitar una respuesta inmediata a la gran avalancha de antígenos que va a encontrarse en el medio. Comienza a partir de este momento sin prisa, pero sin pausa, una ganancia de memoria inmunológica que en muchas ocasiones protege de la enfermedad para toda la vida.

¿Cuáles son las deficiencias del sistema inmune infantil?

Esas deficiencias en la respuesta defensiva se han observado tanto el sistema inmune innato como en el adaptativo.

  • El sistema inmune innato es la primera barrera defensiva del organismo. Los neutrófilos, monocitos, macrófagos y células dendríticas son las principales células implicadas.

Los neutrófilos tienen poca capacidad bactericida, baja respuesta a la inflamación y estímulos químicos y adhesión endotelial disminuida. Esto aumenta el riesgo de infección bacteriana en recién nacidos y más aún en prematuros.

Los monocitos y macrófagos en los bebés presentan menor capacidad de secreción de citoquinas, lo que conlleva una mala reparación tisular, una fagocitosis de patógenos alterada y disminución de moléculas bioactivas.

Las células dendríticas aparecen en menor número y con menos capacidad de secreción de interferón. Haciendo así al infante más susceptible de sufrir infecciones víricas por el virus respiratorio sincitial, el herpes y el citomegalovirus.

Las células NK de un recién nacido comparadas con las de un adulto presentan la mitad de potencia lítica y menor activación dependiente de interleuquinas, lo que conlleva una menor protección frente a los virus.

  • El sistema inmune adaptativo se encarga de elaborar una respuesta específica: las células T y células B son los elementos principales.

Las células T neonatales tienden a desarrollarse hacia los linfocitos T reguladores para favorecer la tolerancia a los antígenos de la madre y resultando en una deficiente capacidad para la respuesta a antígenos extraños en general.

En cuanto a las células B, se ha demostrado una respuesta humoral atenuada en recién nacidos y niños menores de dos meses ya que hay menor maduración de la afinidad de anticuerpos.

¿Qué efectos tiene en los niños tener un sistema inmune inmaduro?

Esta falta de capacidad del sistema inmune infantil para defenderse de los patógenos del medio explica la frecuencia con la que los niños sufren infecciones víricas o bacterianas de repetición. Normalmente el tracto respiratorio e intestinal son los más implicados ya que el antígeno entra en la mayoría de las ocasiones por la nariz o por la boca y en las mucosas de estos sistemas fisiológicos es donde se produce su encuentro con las células inmunes.

¿Cómo se puede reforzar? Papel de la microinmunoterapia

Con la vuelta al colegio aumenta la frecuencia de las infecciones ya que se amplía el entorno del niño y con ello el número de patógenos circundantes. En ocasiones es necesario consultar con el pediatra si puede reforzarse la respuesta inmune del niño con alguna terapia de apoyo adecuada para este sector de población, especialmente ante infecciones de repetición, que pueden alterar en gran medida la vitalidad de los más pequeños.

La microinmunoterapia tiene el objetivo de reforzar las defensas propias en situaciones de debilidad, déficit, estrés, etc. Ello puede resultar una gran ayuda para apoyar la inmunidad de los más pequeños en el caso de infecciones frecuentes y de repetición. Y también puede ayudar a prevenir también otras consecuencias derivadas de las mismas. La baja aparición de efectos secundarios hace que sea bien tolerada por niños y personas debilitadas.

Bibliografía

  1. Agarwal S, Busse PJ. Innate and adaptive immunosenescence. Ann Allergy Asthma Immunol. 2010 Mar;104(3):183-90; quiz 190-2, 210. doi: 10.1016/j.anai.2009.11.009.
  2. Simon AK, Hollander GA, McMichael A. Evolution of the immune system in humans from infancy to old age. ProcBiolSci. 2015 Dec 22;282(1821):20143085. doi: 10.1098/rspb.2014.3085.

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