Mientras lees estas líneas, en tu interior se está llevando a cabo una actividad frenética de la que no eres consciente. Millones de células circulan, se comunican y actúan para mantener el equilibrio interno. Es el trabajo silencioso del sistema inmunitario, una red que nunca duerme.

Solemos pensar en la salud como algo que se tiene o no se tiene. Pero la realidad es muy distinta: la salud es algo que debemos cuidar a diario. Nuestro sistema inmunitario no es un elemento estático, es una red viva, flexible y capaz de adaptarse, además de estar trabajando las 24 horas.

Para saber cómo cuidarlo (y entender por qué a veces parece debilitarse ante virus recurrentes u otros patógenos), primero necesitamos comprender el mapa de elementos que lo conforma.

¿Cómo es el sistema inmunE?

A diferencia de nuestros órganos, que están en un sitio fijo, el sistema inmunitario está repartido por todo el organismo. Es un conjunto coordinado de órganos, células y tejidos conectados por los vasos sanguíneos y linfáticos.

Para organizarse, el sistema inmunitario se divide en dos grandes áreas según el trabajo que se lleva a cabo en cada una: donde se producen las células y donde estas actúan.

Órganos primarios: el origen de las células

Aquí es donde nacen y maduran las células inmunitarias. Su función principal es aprender a distinguir entre lo propio (nuestras células) y lo extraño (virus, bacterias, tóxicos).

  • La médula ósea: se encuentra en el interior de los huesos (como la pelvis o las vértebras). Es el punto de partida. Aquí nacen todas las células de la sangre, incluidos los linfocitos, que nos protegen de patógenos y enfermedades.
  • El timo: un pequeño órgano situado detrás del esternón, fundamental en los primeros años de vida. Es donde los linfocitos T maduran y aprenden a ser tolerantes con nuestro propio cuerpo y eficaces gestionando lo externo.

Órganos secundarios: la zona de acción

Es donde las células, ya preparadas, detectan si hay algún agente extraño y organizan una respuesta equilibrada, que no altere el funcionamiento óptimo y el equilibrio del sistema inmunitario.

  • Los ganglios linfáticos: esas pequeñas estructuras que tenemos en el cuello, axilas o ingles. Funcionan como filtros. Cuando notamos que se inflaman, no es necesariamente una mala señal, significa que están trabajando activamente en esa zona para contener una infección y evitar que se extienda.
  • El bazo: situado en el lado izquierdo del abdomen, actúa limpiando la sangre y coordinando la respuesta inmunitaria.
  • El anillo de Waldeyer (amígdalas y vegetaciones): protegen la entrada de las vías respiratorias y digestivas, interceptando lo que entra por la nariz y la boca.
  • Las placas de Peyer: son cúmulos de tejido linfático que recubren el interior de las mucosas, especialmente en el intestino. Son vitales porque identifican a los invasores que intentan entrar a través de lo que comemos.
  • El tejido linfoide asociado a mucosas (MALT): son agrupaciones de células defensivas situadas en puntos estratégicos como los bronquios, el tubo digestivo o la nariz. Actúan como puestos de vigilancia locales en las principales vías de entrada al cuerpo.

¿Sabías que…? Gracias a estructuras como las placas de Peyer y el MALT, cerca del 80% de nuestras células inmunitarias residen en el sistema digestivo. Por eso, si nuestra salud intestinal no está equilibrada, es difícil que nuestro sistema inmunitario sea robusto y pueda asegurarnos una buena salud.

¿Por qué a veces el sistema inmunitario no responde como debería?

Imaginemos que un virus, como el del herpes labial, es el equipo contrario en un partido, y nuestro sistema inmunitario es nuestra propia defensa.

Si el sistema está preparado y atento, mantendrá al virus controlado, impidiendo que avance. El virus puede seguir ahí (en estado latente), pero sin causar síntomas. Sin embargo, vivimos tiempos de mucho ruido: el estrés, la falta de sueño o una mala alimentación pueden afectar a nuestra capacidad de respuesta. Si el sistema inmunitario se distrae o se debilita, el virus aprovecha para reactivarse.

Aquí es donde la solución no siempre es «más fuerza», sino mejor regulación. No necesitamos un sistema inmunitario hiperactivo (que podría causar inflamación excesiva), necesitamos uno resiliente, que sepa cuándo actuar y cuándo volver a la calma.

Microinmunoterapia: ayudar al cuerpo a recuperarse

Para apoyar al sistema inmunitario, hay que utilizar sus mismos mecanismos de comunicación. Esto es así.

Y ese mismo objetivo es el que recoge la microinmunoterapia, una inmunoterapia que utiliza sustancias inmunomoduladoras (como las citoquinas) en dosis bajas para transmitir la información correcta al organismo.

La clave no está en sustituir la función de nuestro cuerpo, sino ayudarle a recuperar su capacidad natural de respuesta frente a virus, bacterias u otros agresores externos, o desajustes inflamatorios.

¿Qué aporta este enfoque a nuestro día a día?

  • Va a la raíz: busca entrenar al sistema inmunitario para que sepa gestionar mejor el problema desde el origen, en lugar de solo tapar el síntoma.
  • Formato sublingual: los medicamentos se depositan debajo de la lengua. Al absorberse a través de la mucosa, entran en contacto directo con el sistema linfático y evitan el paso por el hígado.
  • Tolerancia: al utilizar dosis bajas y respetar la fisiología, es un tratamiento compatible con otros medicamentos y apto para la mayoría de pacientes, incluidos aquellos con sensibilidad digestiva.

Cuidar tu salud es un hábito

Tal vez hemos leído muchos consejos sobre cómo combatir los virus y sentimos que tenemos más dudas que al principio. Es normal ante el exceso de información.

Lo importante es cambiar la perspectiva: no esperemos a enfermar para acordarnos de nuestro sistema inmunitario. Pequeños gestos diarios y el apoyo inmunitario con terapias respetuosas como la microinmunoterapia, si es necesario, son la base de una salud duradera.

Nuestro cuerpo tiene ya las herramientas, a veces solo necesita ayuda para recordar cómo usarlas.

 

Post actualizado el 10 de diciembre de 2025.

15 comentarios

    • Mi Sistema Inmune Responde3r

      Gracias Paula,

      te animamos a continuar visitando nuestros contenidos.

      Saludos

  1. el sistema inmunologico puede ser bajo , medio o alto. o como se diria. o puede estar mas activo siempre.

    • Mi Sistema Inmune Responde3r

      Hola Angeles,
      efectivamente, nuestro sistema inmune puede alterarse por alguna enfermedad u otra circunstancia y presentar hipoactividad o hiperactividad.
      Para que funcione bien y sea capaz de defendernos ante agresores externos debe estar equilibrado.

      Saludos

  2. Jazmín Rodríguez Responde3r

    Aprendí muchísimo sobre el Timo órgano q no sabia que existia. Muchas gracias

    • Mi Sistema Inmune Responde3r

      Hola Jazmin,
      muchas gracias por tu comentario, te animamos a continuar navegando por nuestro blog.

      Saludos

  3. Muy buena información, excelente para tareas o para informarse y encima con una foto del tema.

  4. Interesante pues mi niño tiene el sistema inmune debilitado, gracias por la colaboracion muy agradecida y sigo esperando las evaluaciones de los medicos acerca de ello mientras siempre es bueno para las madres buscar mas informacion.

    • Mi Sistema Inmune Responde3r

      Hola Maria Chaile,
      nos alegramos que encuentres la información que necesitas en nuestro blog y te animamos a seguir visitándolo.

      Saludos

  5. Pingback: 4 respuestas sobre los macrófagos | MiSistemaInmune

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