Como ya comentamos en nuestro post sobre infecciones de repetición en niños, el sistema inmune debe ir madurando durante la tierna infancia para ser capaz de proteger al organismo a lo largo de cada época de la vida. Especialmente son importantes las etapas en que los niños comienzan la guardería o el colegio ya que se van a poner en contacto con gran número de agentes infecciosos por primera vez.

Lactancia materna: anticuerpos prestados

En la primera etapa, gracias a la leche materna, el bebé puede obtener los anticuerpos producidos por la madre, estos permanecen hasta unos meses después de finalizar la lactancia natural. Por esta razón si el bebé va a comenzar la guardería puede ser recomendable mantener la lactancia natural hasta el inicio del curso o bien organizarse para guardar alguna toma de leche materna, sobre todo al inicio de esta nueva etapa. Así, durante los primeros meses de guardería estará más protegido en sus primeros contactos con los numerosos microorganismos presentes en su nuevo entorno.

Inmunidad adquirida: anticuerpos propios

Estos primeros contactos son necesarios para que el sistema inmune infantil reconozca los virus y bacterias más frecuentes y vaya desarrollando la inmunidad adquirida, fabricando sus propios anticuerpos que le van a proteger de manera específica del agresor.

Ante un primer contacto entre el niño y el agente infeccioso puede producirse una infección aguda con la resolución del episodio en varios días como podría ser una gripe, un catarro, etc. Sin embargo, ciertos patógenos pueden persistir y permanecer de manera crónica en el cuerpo humano. Hay muchos ejemplos de infecciones persistentes: el virus de Epstein-Barr, varicela zóster, herpes simple son algunos de ellos. En estos casos los microorganismos quedan “adormecidos”, en “estado inactivo”, y controlados por el sistema inmune del organismo. No obstante, cuando se produce una bajada de defensas por cualquier motivo, el sistema inmune deja de ser capaz de controlarlos y entonces se reactivan para producir nuevos episodios infecciosos. Esto puede ocurrir en distintos momentos de la vida.

Proporcionar a tu pequeño unos hábitos de vida saludable, con una alimentación sana y equilibrada y seguir las recomendaciones del pediatra, va a favorecer que su sistema inmune sea capaz de controlar y resolver los episodios infecciosos que se presentan durante esta etapa. Asimismo, la microinmunoterapia puede ser una herramienta útil para sostener el sistema inmunitario de los más pequeños y ayudarles a hacer frente a estos episodios típicos de la época infantil (infecciones respiratorias, trastornos de la piel, etc.).

Bibliografía

  1. Cánepa E. Fisiopatología de las infecciones virales. Fisiopatología viral 2017.
  2. Fontán G. Maduración de la respuesta inmune en el niño. Inmunología 1999;18: 53-54.

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