El envejecimiento fisiológico forma parte de la evolución biológica y llega eventualmente con los años. El envejecimiento en un organismo como el nuestro se asocia directamente con el envejecimiento de nuestras células, también llamado senescencia celular, que se caracteriza, entre otros, la puesta en marcha de mecanismos inflamatorios, una menor capacidad de reparación y de regeneración y el agotamiento funcional de nuestras células. De hecho, es por esta razón que cuando envejecemos, aumenta nuestra susceptibilidad a padecer enfermedades crónicas como cáncer, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, etc.

¿Qué son los telómeros y cómo se relacionan con el envejecimiento celular?

A nivel celular se ha observado que, cuando las células envejecen, se produce un acortamiento de los telómeros. Los telómeros son trozos de ADN situados en los extremos de los cromosomas y que actúan a modo de protección de la integridad de los cromosomas a medida que la célula se divide (de una forma similar a los extremos protectores de los cordones de las zapatillas). Su longitud puede utilizarse como medida de la edad cronológica y como biomarcador de enfermedades asociadas a la edad, como cáncer, infecciones virales, deterioro cognitivo, etc.

¿Los virus pueden afectar a la longitud de los telómeros?

Existen estudios que demuestran como los virus, en general, pueden inducir senescencia celular y acelerar el envejecimiento. En el marco de la infección por el virus SARS-CoV-2, por ejemplo, el estudio de Mongelli A. publicado en 2021 encuentra un mayor acortamiento de telómeros en muestras de pacientes con COVID, siendo esta reducción mayor en casos de mayor gravedad de la enfermedad. Los autores exponen que, del mismo modo que un mayor acortamiento de los telómeros se asocia con un mayor riesgo de sufrir sintomatología más grave por COVID, la infección por SARS-CoV-2 podría contribuir directamente al desgaste de los telómeros, favoreciendo así a una aceleración de la edad biológica. Otros estudios, como el de Cao X. en 2022 también revelan perturbaciones en la longitud telomérica relacionados con la infección. Aun así, ambas investigaciones concluyen que son necesarios más estudios para confirmar estas observaciones.

¿Solo el impacto sobre los telómeros influye sobre el envejecimiento de la población?

Está claro que esta reciente pandemia por coronavirus ha dejado huella. Los daños que se han producido en la población pueden agruparse en tres categorías: físico, cognitivo e inmunitario.

  1. Son muchas las personas que a nivel físico han quedado con alguna secuela después de pasar la infección, encontrándose en una situación de salud que podríamos llamar covid persistente. Las causas pueden ser el efecto del virus sobre los telómeros pero también el daño directo del virus a la célula y el daño debido a la inflamación del entorno celular durante la enfermedad.
  2. El SARS-CoV-2 produce un daño evidente a nivel neurológico. El estudio de Menon D. de la Universidad de Cambridge sugiere que los pacientes que presentan Long COVID sufren un envejecimiento en sus facultades cognitivas como el que se produce en la edad entre 50 – 70 años.
  3. A nivel inmunitario cabe explicar que el acortamiento de telómeros, pero también el entorno proinflamatorio, podría limitar la capacidad de las células T para poder replicarse impidiendo que realicen sus funciones de respuesta inmune adaptativa celular llevando a una situación de inmunosenescencia.

¿Qué podemos hacer para prevenir el envejecimiento celular y la inmunosenescencia?

Infección viral, envejecimiento celular, inmunosenescencia, son términos que encontramos actualmente en las publicaciones científicas y que describen un círculo vicioso de factores interrelacionados, que en pocas palabras favorecen la debilidad inmunitaria y aumentan el riesgo a la infección y a la aparición de otras patologías. El sistema inmunitario es clave para mantener bajo control, no únicamente las infecciones virales, sino también para limitar la acumulación de células senescentes y modular la inflamación y el retorno al equilibrio. Por ese motivo, una buena estrategia siempre frente a estas infecciones virales que tanto peso pueden tener en nuestra salud es fortalecer el sistema inmune para que se encuentre mejor preparado para reconocer y eliminar eficazmente las células que acumulen daños y se encuentren agotadas, y los elementos extraños a nuestro organismo, como los virus.

Bibliografía

  1. Valerio F, Whitehouse DP, Menon DK, Newcombe VFJ. The neurological sequelae of pandemics and epidemics. J Neurol. 2021 Aug;268(8):2629-2655. doi: 10.1007/s00415-020-10261-3.
  2. Cao X, Li W, Wang T, Ran D, Davalos V, Planas-Serra L, Pujol A, Esteller M, Wang X, Yu H. Accelerated biological aging in COVID-19 patients. Nat Commun. 2022 Apr 19;13(1):2135. doi: 10.1038/s41467-022-29801-8.
  3. Anderson JJ, Susser E, Arbeev KG, Yashin AI, Levy D, Verhulst S, Aviv A. Short Telomeres and a T-Cell Shortfall in COVID-19: The Aging Effect. medRxiv [Preprint]. doi: 10.1101/2021.05.19.21257474.
  4. Mongelli A, Barbi V, Gottardi Zamperla M, Atlante S, Forleo L, Nesta M, Massetti M, Pontecorvi A, Nanni S, Farsetti A, Catalano O, Bussotti M, Dalla Vecchia LA, Bachetti T, Martelli F, La Rovere MT, Gaetano C. Evidence for Biological Age Acceleration and Telomere Shortening in COVID-19 Survivors. Int J Mol Sci. 2021 Jun 7;22(11):6151. doi: 10.3390/ijms22116151.
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