Cómo ya hemos mencionado en otros artículos, una dieta sana, la práctica de ejercicio físico, la gestión del estrés son elementos claves para el equilibrio de nuestro sistema inmune y una longevidad saludable.
En este artículo nos centraremos en los beneficios del ejercicio físico sobre nuestra salud, y en los riesgos que una vida sedentaria conlleva.
Riesgos del sedentarismo
Según la OMS, la inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el mundo junto con la hipertensión arterial, el consumo de tabaco, la glucemia alta y la obesidad, ya que se asocia con diferentes enfermedades crónicas. Los gobiernos de todo el mundo están reconociendo el gran impacto de la inactividad física en la salud y los gastos relacionados con la salud. Esto ha llevado a la elaboración de directrices globales y nacionales para la realización de actividad física.
En España, el Consejo Superior de Deportes puso en marcha el Plan A+D, un instrumento creado con el fin de garantizar al conjunto de la población española el acceso universal a la práctica deportiva de calidad, ayudando así a promover hábitos de vida activos y saludables.
Beneficios de la actividad física
Está demostrado que la actividad física practicada con regularidad reduce el riesgo de diferentes enfermedades como cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo II, hipertensión, enfermedades musculoesqueléticas, depresión, para nombrar sólo algunas.
¿Cómo confiere el ejercicio sus beneficios para la salud y la longevidad?
– Disminuye la tensión arterial y previene la hipertensión
– Aumenta el volumen de la sangre que circula por todo el sistema vascular y contrarresta la formación de sedimentos en las paredes de los vasos
– Mejora la circulación, respiración, digestión y acelera el metabolismo.
– Aumenta el consumo de grasas durante la actividad con lo que contribuye a la pérdida de peso.
– Mejora la sensibilidad a la insulina.
– Incrementa la fuerza, flexibilidad, resistencia y densidad de los huesos.
– Incrementa la fuerza y resistencia de los músculos.
– Aumenta la sensación de bienestar, estimulando la liberación de endorfinas.
– Disminuye el estrés mental.
– Refuerza el sistema inmune, etc.
Ejercicio físico e inmunidad
Practicar algún deporte o hacer actividad física de forma moderada ayudan al sistema inmune a mantener su equilibrio y eficacia. Según un artículo publicado en 2011, en el “American Journal of Lifestyle Medicine”, la práctica de ejercicio moderado tiene efectos positivos en el sistema inmune: mejora la recirculación de inmunoglobulinas, neutrófilos, y células asesinas naturales (en inglés Natural Killer), y por tanto aumenta la resistencia a infecciones y al crecimiento tumoral.
En resumen se puede decir, que practicar actividad física moderada está relacionado con la protección contra diferentes enfermedades, una mejora en la calidad de vida y un aumento en la longevidad.
Somos responsables de nuestro propio bienestar. Andar, trabajar en el jardín, bailar, jugar con los niños, hacer deporte – 30 minutos de actividad física por día (1 hora para niños y adolescentes) son suficientes para mejorar y mantener un buen estado de salud.