A menudo creemos que la salud se reduce a dos estados: “estar enfermos” o “estar bien, sanos”. Pero la realidad tiene más matices. Igual que una melodía no depende solo de la nota principal, nuestro bienestar no depende solo de un factor, sino que se sostiene gracias a pequeños detalles que trabajan en segundo plano. Por eso, cuando aparece una infección viral, no basta con saber qué virus está involucrado: es igual de importante conocer cómo está respondiendo nuestro sistema inmunitario.
En Labo’life llevamos más de 30 años recordando lo mismo: la salud no es algo que se tiene por azar, sino algo que se cuida cada día. Y eso incluye aprender a entender qué significan las pruebas diagnósticas que recibimos.
En este post analizamos los métodos actuales para diagnosticar virus, las pruebas que ayudan a comprender el estado del sistema inmunitario y el papel que pueden desempeñar los tratamientos de microinmunoterapia cuando la respuesta inmunitaria necesita ajustarse.
¿Cómo se diagnostica una infección viral?
Cuando se sospecha una infección viral, el diagnóstico no se basa en una única prueba, sino en un conjunto de herramientas. No basta con confirmar si el virus está presente en un momento concreto. También necesitamos entender qué tipo de contacto ha tenido nuestro organismo con él y si el sistema inmunitario está preparado para protegernos y responder de manera equilibrada. Cada prueba aporta una pieza del rompecabezas: algunas detectan directamente la presencia del virus, otras revelan la memoria que ha generado tu cuerpo a través de los anticuerpos, y otras analizan la capacidad de tus defensas para reaccionar ante futuras infecciones.
En conclusión, responden a estas tres preguntas clave:
- ¿Hay virus en el cuerpo ahora mismo?
- ¿Hubo contacto con él en el pasado?
- ¿Cómo está respondiendo el sistema inmunitario?
PCR, antígenos y cultivo viral: diferencias y cuándo se utilizan
Las siguientes pruebas buscan la presencia del virus en un momento concreto:
- PCR y pruebas moleculares: detectan material genético (ADN o ARN) del virus con gran sensibilidad, útiles para confirmar infecciones activas.
- Test de antígenos: detectan proteínas virales. Son más rápidos que la PCR y confirman la infección cuando la carga viral es suficiente.
- Cultivo viral: aísla el virus en laboratorio. Menos usado, se reserva para casos especiales o estudios clínicos.
Serología (IgM, IgG, IgA): qué detecta y qué puede decir de tu infección
La serología es una prueba que no busca al virus en sí, sino las huellas que deja en nuestro sistema inmunitario. Cuando un virus entra en el organismo, el cuerpo genera anticuerpos: proteínas específicas que reconocen y neutralizan al virus. Analizar estos anticuerpos nos permite entender si nuestro sistema inmunitario ya ha encontrado ese virus, cómo respondió y cómo podría responder en el futuro. Es una forma de escuchar al cuerpo.
- IgM: son los primeros anticuerpos que aparecen tras una infección. Si se encuentran elevados, significa que el virus está o estuvo activo muy recientemente, y que el cuerpo está en la fase inicial de la respuesta.
- IgG: se producen un poco más tarde y permanecen más tiempo en la sangre. Indican exposición pasada al virus y memoria inmunitaria, es decir, que el sistema inmunitario recuerda cómo responder si el virus aparece de nuevo.
- IgA: especialmente importantes en mucosas, como las vías respiratorias o digestivas. Su presencia refleja la protección local que el sistema inmunitario mantiene en los puntos de entrada más comunes de los virus.
Pruebas para evaluar el sistema inmunitario frente a un virus
No basta con conocer el virus: es esencial analizar cómo está funcionando nuestro sistema inmunitario. Estas pruebas complementan el diagnóstico viral y ofrecen información sobre la capacidad del cuerpo para responder:
- Hemograma y fórmula leucocitaria: evalúa los diferentes glóbulos blancos y detecta desequilibrios, inflamación o signos de infección activa.
- Perfil inflamatorio: marcadores como PCR, ferritina e interleucinas muestran si hay inflamación aguda o crónica.
- Tipaje linfocitario (inmunofenotipado): analiza subtipos de linfocitos T, B y células NK, evaluando la inmunidad adaptativa y la capacidad de respuesta frente a virus.
Por qué combinar pruebas virales e inmunitarias da un diagnóstico más completo
Un virus no actúa solo: interactúa con el organismo. Conocer tanto al virus como al sistema inmunitario permite interpretar mejor los síntomas, infecciones recurrentes o inflamaciones persistentes.
- Virus activo + inflamación elevada → respuesta activa, quizá excesiva.
- Virus activo + linfocitos desorganizados → defensa menos eficiente.
- Sin virus pero con alteraciones inmunitarias → desequilibrios internos que merecen atención.
Apoyar al sistema inmunitario en infecciones virales con microinmunoterapia
En primer lugar conviene recordar algo esencial: cuando el sistema inmunitario no funciona como debería, los virus encuentran caminos más fáciles para instalarse o reaparecer.
A veces la respuesta es demasiado débil y el organismo tarda más en controlar la infección; otras veces es desordenada o exagerada, provocando una inflamación que termina causando más molestias que el propio virus. Este desequilibrio no siempre se percibe como algo evidente: puede mostrarse a modo de infecciones de repetición, recuperaciones largas o inflamación persistente. Por eso, en muchas ocasiones no se trata solo de “eliminar un virus”, sino de ayudar al sistema inmunitario a recuperar su ritmo, su coordinación y su capacidad de respuesta equilibrada. Aquí es donde la microinmunoterapia puede ser un apoyo valioso.
La microinmunoterapia aporta al sistema inmunitario los mensajes que reconoce para modular su respuesta, sin forzarla ni bloquearla. Los beneficios que pueden aportar estos tratamientos son los siguientes:
- Regular la inflamación para que no se desborde.
- Mejorar la coordinación entre células inmunitarias.
- Ayudar al organismo a gestionar la infección desde la raíz.
- Favorecer un sistema más resiliente y equilibrado.
Administrada por vía sublingual, se absorbe fácilmente, evita metabolización hepática y es adecuada para personas con digestiones sensibles o dificultades para tragar.
Conclusión: entender las pruebas para cuidar la salud cada día
Un diagnóstico viral nos da parte de la historia, pero no toda. Las pruebas virales hablan del virus. Las pruebas inmunológicas hablan de ti. Y cuando escuchamos ambas voces a la vez, podemos actuar antes de que aparezcan los síntomas, no después. Ese es el camino hacia una salud duradera: comprender, prevenir y cuidar cada día nuestro sistema inmunitario.
Bibliografía
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