La obesidad es un factor de riesgo para la diabetes de tipo 2. Además nuevos estudios indican que ambas patologías cursan con un estado inflamatorio crónico de bajo grado y con alteraciones en la respuesta del sistema inmunológico. Es más, en estudios prospectivos se ha mostrado que niveles elevados de ciertas proteínas relacionadas con la inflamación como la interleuquina 1 o la proteína C reactiva (PCR) son predictivas del posible desarrollo de la diabetes de tipo 2. ¿Cómo están relacionados todos estos procesos? ¿Y qué papel juega nuestro estilo de vida en ello? Antes de responder a estas preguntas describiremos de forma breve en qué consiste la diabetes de tipo 2.

¿Qué es la diabetes de tipo 2?

Se trata de una enfermedad en la que hay altos niveles de azúcar (glucosa) en la sangre, debido a que estos pacientes no producen suficiente insulina o su cuerpo no puede utilizar de forma adecuada esta hormona, éste último proceso que se conoce como resistencia a la insulina.

La insulina se produce en el páncreas por las llamadas células beta y su función es la de favorecer la asimilación de la glucosa en diferentes células con el fin de almacenarla como fuente de energía.

Obesidad, inflamación, resistencia a la insulina: Implicación en la diabetes de tipo 2

En primer lugar, hay que destacar que la obesidad y las enfermedades asociadas como la diabetes son consecuencia de malos hábitos alimenticios (alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares refinados) y la inactividad física entre otras causas.

La obesidad se define como un exceso de grasa corporal o tejido adiposo.  Las células que forman el tejido adiposo, los adipocitos, tienen como función almacenar energía en forma de grasa (lípidos). En personas obesas, la acumulación excesiva de lípidos en los adipocitos conduce a un aumento de su tamaño y a una desregulación en las sustancias que éstos producen, dando lugar a un proceso inflamatorio. En este proceso participan diferentes células del sistema inmune, principalmente los macrófagos, que se infiltran en el tejido adiposo y liberan grandes cantidades de citoquinas como la interleuquina 1 o el factor de necrosis tumoral alfa que inducen la inflamación. Ésto provoca el reclutamiento de más células inmunes al tejido adiposo, llevando a una producción excesiva de citoquinas proinflamatorias. Al mismo tiempo personas obesas presentan una reducción en la secreción de citoquinas antiinflamatorias, las responsables de controlar el proceso inflamatorio, que, si persiste, puede tener graves consecuencias sobre nuestra salud. Así pues, se sabe que las citoquinas proinflamatorias pueden interferir con las vías de secreción y acción de la insulina, provocando resistencia a la insulina y posteriormente diabetes de tipo 2.

Existen otras vías por las que se puede activar la inflamación en la obesidad que no se describen aquí, pero pueden ser consultadas en este artículo (en inglés).

Recordad: Tener unos hábitos saludables es fundamental en la prevención de la diabetes de tipo 2.

Bibliografía

Donath MY, Shoelson SE. (2011). Type 2 diabetes as an inflammatory disease. Nat Rev Immunol; 11(2):98-107.

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