Nuestro sistema inmunológico posee mecanismos propios que inhiben la formación de tumores, eliminando constantemente las células tumorales. Cuando estos mecanismos fallan, se puede desarrollar un cáncer1. Concretamente, un cáncer de piel.

¿Pero cómo se convierte una célula normal en una tumoral? Se trata de un proceso complejo que depende de múltiples factores (factores ambientales, predisposición genética, etc.) y que surge como consecuencia de errores (mutaciones) en el material genético de las células, provocando un crecimiento descontrolado de las mismas.

Efectos de la radiación ultravioleta en el desarrollo del cáncer de piel

Con la llegada del verano, nuestra piel queda más expuesta al sol y a la radiación ultravioleta (UV), el factor de riesgo más importante para el desarrollo de este tipo de cáncer. De hecho, un nuevo estudio estima que cada una de las células de la piel expuesta al sol adquiere una mutación al día2. No obstante, hay que mencionar que la probabilidad de que una célula acumule todas las mutaciones necesarias para que se desarrolle un tumor son pequeñas, teniendo en cuenta también que el sistema inmune suele eliminar estas células.

Además, es importante recordar que el sol tiene efectos muy beneficiosos sobre nuestro organismo al estimular la formación de vitamina D, que contribuye al desarrollo y consolidación de los huesos y dientes, además de influir en el estado de ánimo.

Sin embargo, una exposición excesiva a la radiación ultravioleta, puede dañar el ADN de las células en la piel, dando lugar a la aparición de mutaciones en genes clave implicados en la regulación del crecimiento celular. Al mismo tiempo, la sobreexposición a la luz solar reduce la efectividad del sistema inmune en la piel, impidiéndole detectar a tiempo estas células alteradas. Así pues, todos estos cambios producidos pueden favorecer la aparición de problemas de salud graves como el cáncer de piel.

Tipos de cáncer cutáneo

Entre los tumores cutáneos más frecuentes, se encuentran el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma.

El primero, que es el más habitual, suele ser de crecimiento lento y localizarse en zonas expuestas a la luz, cerca de los orificios (nariz o párpados, por ejemplo) así como en las extremidades (brazos y piernas, aunque también en los hombros o en el escote).

Por otro lado, el carcinoma espinocelular se asocia con la exposición prolongada a la radiación ultravioleta, afectando especialmente a grupos como agricultores, marineros, etc. Suele aparecer en la comisura labial y sobre otras lesiones previas, sobre todo en la cara. A diferencia del anterior, tiene más capacidad de producir metástasis.

Por último, el melanoma tiene distintas localizaciones según el sexo: en la mujer es más frecuente en las piernas, muslo o espalda, mientras que en el hombre es más frecuente en el tronco, cabeza y cuello. Además suele correlacionarse con antecedentes de quemaduras solares3,4.

¿Cómo prevenir este tipo de cáncer?

Para reducir en mayor medida el riesgo de desarrollar el cáncer de piel, existen ciertas pautas que se deben seguir como:

  • Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (entre las 12 y 16 horas).
  • Usar un protector solar adecuado según el tipo de piel.
  • Utilizar ropa protectora (sombrero y prendas que protejan del sol).
  • Usar gafas del sol que absorban el 100% de las radiaciones ultravioletas.

 Además es importante realizarse exámenes periódicos de la piel, para detectar a tiempo posibles afecciones.

Aportación de la MicroInmunoterapia en el cáncer cutáneo

En la patología tumoral, la microinmunoterapia tiene la finalidad de corregir el estado de desregulación inmunológica en el que se encuentra el organismo durante el desarrollo y progresión de un cáncer.

Esta inmunoterapia utiliza sustancias propias del sistema inmunitario (citoquinas y ácidos nucleicos) en dosis bajas y muy bajas. Lo que hace es regular la comunicación y señalización celular así como corregir la alteración en el reconocimiento de las células tumorales. Y para ello, tiene unos objetivos claros: estimular la respuesta inmunitaria contra las células cancerígenas y mejorar su eliminación e inhibir la progresión del tumor y metástasis.

La microinmunoterapia complementa los tratamientos quirúrgicos habituales en cada caso particular y ayuda a mejorar las defensas frente al cáncer.

Bibliografía

  1. S. Rangwala and K. Y. Tsai, “Roles of the immune system in skin cancer,” Br. J. Dermatol., vol. 165, no. 5, pp. 953–965, 2011.
  2. Martincorena I et al. High burden and pervasive positive selection of somatic mutations in normal human skin. Science. 2015. May 22. Vol. 348. No. 6237. 880-886.
  3. K. Lacy and W. Alwan, “Skin cancer,” Medicine (Baltimore)., vol. 41, no. 7, pp. 402–405, 2013.
  4. K. J. Payling, “Skin cancer.,” Prof. Nurse, vol. 11, no. 3, pp. 175–176, 1995.                                                                                                                         

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