Cuando se acerca la primavera, empieza el buen tiempo, suben las temperaturas, salen las flores… pero muchas personas empiezan a temblar pensando en lo que les espera estos meses: los estornudos, la congestión nasal, la mucosidad, etc. síntomas que acompañan a la rinitis alérgica primaveral.

Como otras patologías alérgicas, se origina por la puesta en marcha de una respuesta inflamatoria en las vías respiratorias, como consecuencia de una hipersensibilidad inmunitaria al polen, alérgeno ambiental típico de esta estación. Precisamente, ello la diferencia de las rinitis no alérgicas, como las rinitis infecciosas, y las rinitis perennes, causadas por antígenos presentes durante todo el año.

Las alergias se caracterizan porque normalmente el primer contacto con el alérgeno no produce síntomas. En el caso del polen, como otros alérgenos inhalados, cuando entran en contacto con la mucosa son reconocidos por células dendríticas y otras células inflamatorias, que actúan como células presentadoras de antígeno, activando las células T y la secreción de citoquinas como las interleuquinas: IL-4, IL-5, IL-6, IL-10 e IL-13. Esto provoca la diferenciación de los linfocitos T hacia un perfil Th2 y la activación de linfocitos B, que empezarán a producir el anticuerpo IgE. Así, en un segundo contacto con el alérgeno, serán estos anticuerpos los encargados de reconocerlo y de activar la respuesta de los mastocitos, causando los síntomas de la alergia.

De hecho, la rinitis alérgica forma parte de las enfermedades atópicas, es decir, aquellas que se caracterizan por el desarrollo de anticuerpos de tipo IgE específicos en respuesta a antígenos en principio inocuos y ubicuos en el medioambiente. La atopía tiene también un factor genético descrito, que podría estar situado en los cromosomas 2, 5, 6, 7, 11, 1, 16 y 20. Entre los factores de riesgo también se encuentran la polución medioambiental o la exposición previa a agentes infecciosos.

Antes de finalizar, cabe destacar que, cuando el alérgeno penetra hacia las vías respiratorias inferiores puede provocar asma alérgico, dificultando la respiración. Del mismo modo, este proceso de rinitis también puede venir acompañado de otras patologías inflamatorias, como la conjuntivitis alérgica. Asimismo, los individuos con rinitis alérgica tienen mayor sensibilidad a verse afectados por resfriados y otras infecciones víricas, asociadas también a una inflamación de la mucosa.

Bibliografía

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