¿Qué es la fibromialgia?

Desde 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la fibromialgia como una enfermedad con entidad propia y síntomas bien definidos. Se trata de una enfermedad reumática cuyo síntoma principal es el dolor musculoesquelético de intensidad importante, que suele además ir acompañado de otros síntomas que afectan al sistema nervioso como la ansiedad, depresión, insomnio o síntomas físicos como fatiga, trastornos intestinales, etc.

A pesar de la sintomatología no existe ningún dato analítico que sea determinante para demostrar la presencia de la enfermedad, por lo que los expertos consideran que la coexistencia de manifestaciones clínicas típicas, la agrupación de muchas de ellas y la elevada intensidad de esas manifestaciones, orientan hacia su diagnóstico.

Actualmente se acepta entre los profesionales de la salud que la fibromialgia se produce por un error del sistema nervioso en la percepción del dolor. A partir de esta predisposición deben actuar unos factores desencadenantes de naturaleza muy variada, como pueden ser estrés físico o emocional, infecciones, o incluso sucesos impactantes que puedan causar un estado de shock como accidentes de tráfico u otros traumas, etc. La fibromialgia es por tanto una enfermedad que suele evolucionar en forma de brotes, dependiendo de la exposición a esos factores.

¿Qué estrategia terapéutica adoptar?

Por la gran variedad de síntomas y factores desencadenantes, es importante ofrecer al paciente un tratamiento personalizado, que tenga en cuenta todos los aspectos que puedan influirle en su patología. Además, existen unas recomendaciones generales que pueden aumentar de manera significativa su calidad de vida. Estas recomendaciones son:

  1.     Aprender a detectar los factores que mejoran o empeoran el dolor para que sea más fácil controlarlos.
  2.     Intentar controlar emociones y sentimientos negativos ante la enfermedad para que no se cronifiquen y se conviertan en un problema añadido.
  3.     Moderar la actividad ajustándola en lo posible al estado de salud en que uno se encuentre.
  4.     Realizar un ejercicio físico moderado según las posibilidades de cada uno.
  5.     Cuidar las relaciones sociales, comentar con naturalidad el problema pero evitar que sea el centro de la conversación.
  6.     Evitar la automedicación utilizando únicamente los medicamentos que hayan sido recomendados por un doctor.

Microinmunoterapia

Esta terapia se utiliza como parte de un tratamiento completo y multidisciplinar de la enfermedad, por su capacidad de ayudar al sistema inmune a restablecer su correcto funcionamiento.

Un sistema inmune sano y equilibrado puede ser decisivo para el control de esos factores desencadenantes como el estrés y/o reactivación de enfermedades víricas latentes y así poder reducir el número y frecuencia de los brotes que aparecen a lo largo del tiempo.

Enlaces de interés:

https://www.niams.nih.gov/health_info/fibromyalgia/

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