El sistema inmunitario nos defiende constantemente frente a agresiones procedentes del exterior, así como del propio organismo, con el fin de mantener la integridad biológica de nuestro organismo. Todos los mecanismos de defensa de los cuales nuestro sistema inmunitario dispone y pone en marcha para proteger a nuestro organismo se pueden agrupar bajo el término de “respuesta inmune”.

Hay dos tipos de respuesta inmune, que aunque distintas, actúan de manera coordinada e integrada:

  • Respuesta inmune innata (natural, inespecífica)
  • Respuesta inmune adaptativa (adquirida, específica)

Aunque la forma de proceder de estas dos respuestas es semejante, es importante comprender la diferencia existente entre ellas, para entender mejor el funcionamiento del sistema inmunitario.

Inmunidad innata y adaptativa

Los actores del sistema inmune innato (como los macrófagos) son capaces de combatir contra una cierta cantidad de invasores con los que corremos el riesgo de encontrarnos cotidianamente. En muchos casos, esta reacción es lo bastante eficaz y rápida como para evitar que la respuesta del sistema inmune adaptativo tenga que actuar. Por el contrario, cuando la respuesta innata es superada por el agresor, el sistema inmune adaptativo será movilizado. Todo ello se desarrolla siempre dentro de un margen de tiempo, ya que precisamente, si las células del sistema adaptativo son capaces de combatir gran número de, no importa que agresores, sus armas deben ser adaptadas al agresor.

Hasta hace poco, los inmunólogos pensaban que la función del sistema innato era simplemente de proponer una defensa rápida a la espera de que el sistema inmune adaptativo esté preparado. Hoy sabemos que su función va más allá.

En la actualidad podemos afirmar que el sistema innato es responsable de la detección del peligro y de la activación del sistema inmune adaptativo. Incluso todavía más, ya que no solo lo activa sino que “integra” todas las informaciones posibles sobre el agresor y pone a punto un plan de acción indicando al sistema inmune adaptativo que “armas” movilizar (por ej. qué tipo de linfocitos-B o linfocitos-T citotóxicos) y el lugar exacto del cuerpo done deberán ser desplegadas.

El sistema adaptativo no puede reconocer a las moléculas peligrosas, sino que para ello se apoya en el sistema innato. Al contrario de los receptores del sistema adaptativo, los del sistema innato son perfectamente capaces de detectar la presencia de patógenos comunes (causantes de enfermedades) que podemos encontrar diariamente (virus, bacterias, hongos, parásitos). Además, el sistema inmune innato cuenta con receptores capaces de detectar si agentes patógenos “raros” (nuevos virus) pueden considerarse dañinos para las células humanas.

Estas informaciones y mucho más puedes encontrarlo en el libro: “How the Immune System Works” de Lauren M. Sompayrac. ISBN: 0470657294

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