“Encender el fuego”: esto es lo que significa el término “inflammare” en latín, el origen de la palabra “inflamación”, de la que tanto se oye hablar hoy en día. En muchos casos esta palabra se asocia con la aparición y el desarrollo de diferentes enfermedades. Sin embargo, hay que tener presente que la inflamación no siempre es mala, y que en muchos casos es esencial para la integridad de nuestro organismo.  En este artículo se describirán las dos caras de la misma moneda, las dos caras de la inflamación.

¿Qué es la inflamación?

La inflamación es una respuesta inmunitaria fisiológica necesaria y normal ante un estimulo desencadenante como puede ser una infección (virus, bacterias, etc.) o un trauma del tejido.

Durante la respuesta inflamatoria se producen tres eventos importantes:

·   Aumenta el suministro de sangre a la zona afectada.

·   Se incrementa la permeabilidad capilar.

·   Diferentes células del sistema inmune migran desde los vasos sanguíneos al sitio de la infección/ de la lesión

La inflamación es,  por tanto, una pieza clave en la respuesta inmune, promoviendo la movilización de las células inmunitarias al sitio de la infección o del daño con el fin de eliminar el factor desencadenante, reparar el tejido dañado y restablecer el equilibrio (homeostasis) del organismo.

En este proceso, diferentes moléculas encargadas de la comunicación “célula a célula” conocidas como citoquinas, juegan un papel importante como mediadores de la inflamación. Existen por una parte citoquinas como la interleucina 1 y el factor de necrosis tumoral alfa, que van a promover la inflamación, la activación de diferentes células inmunitarias y la secreción de otras citoquinas, y  por otra parte, citoquinas antiinflamatorias como  la interleucina 10 o el factor de crecimiento transformante beta, que contribuyen a la resolución de la inflamación y a la supresión de la activación de células inmunes, limitando así la duración de esta respuesta.

Los problemas aparecen cuando estos mecanismos de resolución son inadecuados o deficientes, y los procesos inflamatorios se convierten en un estado permanente y deletéreo (crónico).

Inflamación persistente: base de numerosas enfermedades crónicas

La inflamación excesiva e incontrolable, está implicada en el desarrollo y progresión de numerosas enfermedades neurodegenerativas  y en patologías crónicas habituales, como:

·   Artritis reumatoide

·   Enfermedad de Alzheimer

·   Enfermedad de Parkinson

·   Depresión

·   Enfermedad inflamatoria intestinal

·   Cáncer

·   Fibromialgia y otras muchas.

Detectar a tiempo procesos inflamatorios no resueltos y tratarlos adecuadamente es esencial para la prevención de múltiples enfermedades.

Autora:

Dr. Lourdes Reig (Mallorca)

2 Comentarios

    • Mi Sistema Inmune Contestar

      Gracias Juan Carlos,
      te animamos a continuar navegando por nuestro blog.

      Saludos

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