Todos los seres vivos crean su propio sistema de defensa inmunológico mediante células especializadas. En los mamíferos, esas células son capaces de identificar cualquier elemento extraño al propio organismo e intentar destruirlo inmediatamente.

Factores como el estrés o la malnutrición pueden perjudicar el sistema inmune produciendo una disfunción que puede dar lugar a diferentes enfermedades como cáncer, enfermedades neurológicas, reactivaciones virales (hepatitis, herpes, virus del papiloma humano…), estados de fatiga crónica, alergias y diversas reacciones inflamatorias.

La historia de la microinmunoterapia comienza en 1967, cuando un médico e investigador belga, el Doctor Maurice Jenaer, comprobó cómo la administración de ácidos nucleicos (ARN y ADN), que originalmente habían sido desarrollados para uso terapéutico, producía un efecto verdaderamente positivo sobre pacientes que sufrían una hepatitis crónica o un cáncer primario del hígado. Por aquel entonces se desconocían muchos aspectos sobre la inmunología tal y como la conocemos actualmente. No sería hasta la década de los 70 cuando se empezó a descubrir cuáles eran los actores y mecanismos de acción de nuestro sistema inmunitario.

El objetivo de la microinmunoterapia es dialogar con el sistema inmunitario, sin alterar o bloquear los intercambios que se estén llevando a cabo. Para que el sistema inmune funcione correctamente, es preciso contar con un sistema de comunicación que permita incrementar o disminuir la actividad del sistema inmune mediante las citoquinas, que son los agentes encargados de la comunicación intercelular entre los distintos actores del sistema inmunológico que actúan tanto sobre las células que las producen, como sobre otras células, o sobre órganos o tejidos diana.

TRATAMIENTO CON MICROINMUNOTERAPIA

Los medicamentos de microinmunoterapia Labo’Life se presentan en forma de tratamiento secuencial, respetando la fisiología natural. Estas secuencias fisiológicas, dentro de las cuales las diluciones de las cepas varían día tras día (por ciclos de 5 o de 10 días), tienen por objetivo comunicar el mensaje adecuado al sistema inmunitario. Eso da lugar a una serie de respuestas fisiológicas (cascada de citoquinas).

Las sustancias contenidas en nuestros medicamentos se administran bajo la lengua. Ahí se concentran tejidos que están conectados a nuestro sistema de defensa y que absorben las sustancias con facilidad. Dichas sustancias penetran directamente al sistema y transmiten de inmediato la información que contienen. Es preferible tomar el tratamiento en ayunas, de lo contrario se corre el peligro de que se pierda parte de la información.

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